"comprehendere scire est"

Divisor

Consejo Nacional para el Entendimiento Público de la Ciencia.

Invitación a una vida como científico


Juan Carlos Gálvez Ruiz

La vida se va creando por decisiones, desde la más simple hasta la más complicada, y lo que se decide depende de las circunstancias y el tiempo. En cada decisión que tomamos va implícito un cambio y el inicio de un camino hacia determinado sitio.

Una circunstancia especial se vive cuando se tiene el interés de, una vez terminados los estudios universitarios, seguir más allá en cuestión académica y hacer un posgrado, ya sea maestría o llegar hasta el doctorado. Cualquiera de estos grados nos ayuda a ampliar nuestros horizontes y forma de ver la vida. La decisión de obtener uno u otro depende de los intereses personales y de las oportunidades que se tengan. Cualquiera que sea el grado que se desee alcanzar ya significa un triunfo, porque no es sencillo cambiar nuestra perspectiva de las cosas y someternos a un rigor científico, pero poco a poco uno se va adentrando en ello y se llega a enamorar de lo que hace y no se ve ya como un trabajo, sino como una mezcla de curiosidad, inocencia, juego y objetividad, así es, el conocimiento se va generando por medio de la solución de preguntas adecuadamente formuladas mediante la observación rigurosa de las cosas. Así, al decidirse por un postgrado, uno empieza a observar más detalladamente las cosas y a formular preguntas que se convierten en las hipótesis de trabajo que son el material de partida para una investigación. Con ese interés que se formula la pregunta uno quiere saber la respuesta y empieza a trabajar. Es como cuando éramos niños y queríamos saber algo, casi colmábamos la paciencia de nuestros padres con la que se volvía una eterna pregunta: " y ¿por qué?". Así, uno llega a su primer resultado y de éste se desprende otra pregunta más y una más y así se va desarrollando, hasta que se llega a entender y explicar una situación determinada, generando así el conocimiento.

Con nuestro trabajo vamos poco a poco descubriendo los grandes secretos que tiene todo lo que nos rodea, sea que lo veamos o no. También lo que hacemos sirve para que otros aborden temas relacionados y así se van generando grupos de trabajo cuyo esfuerzo en común facilita y agiliza la obtención de resultados. Pero ¿cómo se logra que otros se interesen por lo que hacemos? o ¿cómo nosotros nos enteramos de lo que hacen los demás? Sencillo, por medio de la publicación de nuestro trabajo en revistas que estén al alcance de la mayoría de los científicos. También mediante la asistencia a congresos, talleres y reuniones científicas, tanto nacionales como extranjeras. Estas reuniones, a parte de proyectar nuestro trabajo, ayudan a crear vínculos con otras personas generadoras de conocimiento. Así, la vida y el espacio de un científico no se reducen solamente a su lugar de trabajo, sino que pueden llegar a cubrir el mundo entero.

El trabajo científico es muy divertido y nunca llegará a ser rutinario, ¡¡NUNCA!!. Es una ocupación que brinda mucha libertad, porque la limitante de crecer eres tú mismo y cada día se presentan nuevas cosas, ningún día es igual al anterior porque tienes una nueva oportunidad de crear, aprender y disfrutar de lo que haces al poner en práctica cada idea que viene a tu mente, sea buena o no tanto, pero sólo con la práctica lo sabrás. Obviamente hay momentos en que las cosas no van bien, pero esos son precisamente los momentos que nos deben motivar más, claro después de un breve descanso.

Alguien comentaba que los científicos juegan a ser Dios, creo que no es eso. El trabajo científico esta encaminado a entender las cosas y con esto tratar de llegar más allá. No se es Dios, ni todo poderoso, ni sabelotodo, pero si somos capaces de encontrar o plantear posibles soluciones o alternativas a cada situación que se nos presente.

En resumidas cuentas, un científico nunca se aburre y tiene una vida como la de las demás personas. Debemos dejar atrás esa imagen del científico serio, desalineado, encerrado en sus pensamientos y metido en una biblioteca o en el laboratorio, eso es parte del trabajo científico, pero como seres humanos también tenemos una vida personal y si queremos realmente alcanzar un equilibrio en nuestras vidas, debemos darnos tiempo para esa parte.

Sin embargo, en ocasiones, uno trabaja más arduamente para olvidar un poco las cosas que se dejan por seguir esta profesión y que son muchas. A veces, hay que mudarse de ciudad, estado o incluso país. Esto involucra cambios en las actividades diarias, costumbres, amigos, familia y una larga lista de cosas. Todo esto debe analizarse y ponerse en una balanza. No es fácil cambiar, pero si se está convencido que es lo mejor, la adaptación a la nueva vida será más sencilla.

Si después de haber visto todas las posibilidades de lugares para hacer el posgrado que nos gustaría llegamos a la conclusión que es en el extranjero, hay que animarse. De las cosas más importantes en que se tiene que pensar son el soporte económico y el idioma del lugar a donde se va. Lo segundo abre muchísimas puertas y facilita las cosas, ya que cuando no se domina el idioma, hasta las cosas más simples se vuelven complicadas. Otra cosa que se debe tener en cuenta es la forma de vida de las personas en el lugar a donde vamos, es bueno saber un poco acerca de ello para no llevarnos sorpresas. Una vez que ya has sorteado todos estos puntos, la estancia en el extranjero te ayuda a madurar, como persona y científico, debido a que tu relación con el mundo cambia y siempre debe ser para mejorar. Hay que aprender las buenas costumbres, tanto de trabajo como en la vida diaria.

No se debe tener la concepción de que hacer un doctorado en el extranjero es mejor que hacerlo en México. En nuestro país tenemos excelentes instituciones que están a la vanguardia a nivel internacional y que son reconocidas por su calidad. Además, nuestro éxito como individuos y científico no está garantizado al estudiar en tal o cual institución, aunque el renombre ayuda, y nuestro trabajo debe ser la carta de presentación. Uno se da cuenta de ello cuando sale a congresos internacionales y a estancias durante el doctorado o posdoctorales. Si obtienes el doctorado en México, serás competitivo a nivel internacional. Sin embargo, hay que salir para darse cuenta de ello y si tienes la oportunidad de hacerlo, tómala, no te arrepentirás.
Así que la decisión para una vida de trabajo divertido, productivo y con múltiples beneficios está en ti. Si te decides, ¡bienvenido colega!


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Revista de Educación y Divulgación de la Ciencia, Tecnología y la Innovación

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Mexicanos en el extranjero .

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Estudiar en el extranjero: una gran aventura .

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Hacer un doctorado en el extranjero .

Testimonio. Liliana Quintanar Vera + Department of Chemistry Stanford University.

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Testimonio. Miguel Ángel Méndez Rojas + UDLAP; Carlos Amezcua .

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