"comprehendere scire est"

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Consejo Nacional para el Entendimiento Público de la Ciencia.

Comentarios de un ex-olímpico acerca de la ciencia y sus caminos


Javier Vela-Becerra +

Hace un par de meses recibí con agrado la invitación a participar en una serie de comentarios de ex-olímpicos acerca de la ciencia y sus caminos. Mi interés por la ciencia despertó durante mis estudios de preparatoria en la "Oficial B" de Xalapa, Veracruz.

Gracias a la semilla sembrada por mis maestros de ése tiempo, Jesús Morales y María Inés Frías, y como consecuencia de la inmensa labor de los fundadores de la Olimpíada Nacional de Química, Antonia Dosal y Mauricio Castro, desarrollé un profundo interés por la Ciencia Central. Por esto me matriculé en la Facultad de Química de la UNAM en Ciudad Universitaria.

Como parte de mis estudios de licenciatura, tuve la oportunidad de realizar estudios de intercambio en las universidades de California en Santa Barbara y de Helsinki, Finlandia. También tuve la dicha de trabajar en proyectos de investigación con Alberto Rojas Hernández de la Universidad Autónoma Metropolitana – Iztapalapa y con Pankaj Sharma y Armando Cabrera del Instituto de Química de la UNAM. Así fue que como me interesé por la química experimental, y tras titularme en Abril del 2001 ingresé al programa de postgrado de la Universidad de Rochester, en Nueva York, E.E.U.U.

Haber pasado primero de una vida de provincia a la de la ciudad de México, y después haber venido a Estados Unidos me ha enseñado mucho dentro y fuera del salón de clase. Tras un cambio de vida uno siempre tiende a sentir y analizar todas las diferencias encontradas, es el llamado "choque cultural".

Una de las mejores experiencias de estar en el extranjero ha sido aprender acerca de otras culturas y particularmente acerca de sus sistemas educativos. Ahora entiendo, por ejemplo, que la actividad científica en Estados Unidos ó Alemania se enfoca hacia temas específicos y la productividad se mide respecto al cumplimiento de objetivos predeterminados. Como consecuencia, los proyectos financiados tienden a tener alguna aplicación particular o ser altamente multidisciplinarios. Otros países tienen sistemas de financiamiento más laxos que permiten al investigador desarrollar un tópico a plenitud o extensión. Este sistema permite un avance más amplio en ciencias básicas y la productividad tiende a medirse por el número de publicaciones obtenidas. Ambos sistemas tienen sus virtudes y defectos, pero bien podrían complementarse.

En cuanto a educación se refiere, el sistema mexicano está basado en el sistema clásico europeo: es estricto y altamente estructurado. Por el contrario, en Estados Unidos, Canadá ó Inglaterra los estudios son mucho más abiertos, mejor definidos y con requerimientos simplificados. Me es claro que en muchos países la actividad docente recibe poca atención e inversión a comparación de la investigación. Idealmente, los mejores investigadores siempre deberían estar involucrados en tareas de docencia y de divulgación, e incorporar sus resultados como una poderosa herramienta didáctica. Por otro lado, el propósito real de la enseñanza es asegurar que los estudiantes realmente adquieran el conocimiento a transmitir. El uso excesivo de la nueva pedagogía libertaria, en la cual el alumno "se enseña a sí mismo" debería evitarse. Es verdad, sí, que la discusión de ideas en clase lleva a un mejor entendimiento de nuevos conceptos, pero nada ni nadie puede suplantar a un profesor capacitado que dedicó las horas adecuadas a preparar su cátedra.

La comunidad científica de México es relativamente pequeña y bien podría hacer uso de las experiencias de otros países con mayor tradición científica. Es por ello de la mayor importancia que nuestros estudiantes y profesores busquen oportunidades y nexos fuera de nuestras fronteras, políticas e intelectuales, para que desarrollen un conocimiento amplio y crítico.

Es importante que fomentemos la competitividad a través del libre intercambio de ideas. Por ejemplo, uno de los mayores logros de la Unión Europea ha sido su integración no sólo económica sino cultural. Las sociedades científicas de sus naciones miembros han unido esfuerzos y ahora publican en conjunto revistas científicas de mayor factor de impacto y realizan congresos con un elevado número de expertos y estudiantes. El esfuerzo conjunto también ha facilitado la captación de recursos públicos y de la industria privada, y ha agilizado el libre movimiento de personal. México se podría beneficiar enormemente de esquemas de integración semejantes con Norteamérica y/o el resto de Latinoamérica. Nadie duda que un país en desarrollo como el nuestro requiere de una gran inversión en educación, pero además del compromiso de las autoridades se necesita sobre todo que la comunidad científica actual y en activo promueva y luche por la captación de recursos y atraiga a jóvenes investigadores creativos hacia instituciones de nuestro país. Es responsabilidad de la comunidad científica el mantener a la sociedad convencida de la importancia de dedicar activos humanos y materiales a la ciencia.

Es importante también que la gente, empezando desde dentro de la comunidad científica, sepa que la ciencia no es una labor separada del bienestar social, y que entienda que su manejo y financiamiento puede provenir tanto de fuentes públicas como privadas, siempre que se haga dentro de una marco legal. La falta de oportunidades de trabajo es tal vez el problema más grande que imposibilita el crecimiento de la comunidad científica nacional. Esto se debe a dos factores fundamentales. Primero, el sistema legal actual no permite el desarrollo de la industria nacional ya que favorece los enormes monopolios burocráticos y destruye o ahuyenta la inversión privada. Esto no sólo debilita el sector productivo, sino que limita la capacidad del gobierno –quien obtiene sus recursos de los impuestos- para dedicar fondos a educación e investigación. Es necesario eliminar las barreras y los candados a la inversión privada directa, y es necesario fortalecer los derechos de propiedad intelectual. Pero a la vez es imprescindible cambiar y fortalecer nuestro sistema de justicia para evitar posibles abusos de las grandes corporaciones, para asegurar la estabilidad económica nacional y para proteger al ambiente y usar racionalmente nuestros recursos naturales. Ningún sistema político está libre de defectos y corrupción, pero el interés nacional –traducido como verdadera calidad de vida- se puede proteger creando agencias reguladoras con la independencia y claridad necesarias.

Otro gran problema académico de México es la alta centralización de la actividad científica. Muchos avances se han logrado en la materia, y ahora existen centros de investigación de calidad desde Tijuana hasta Mérida, pero mucho falta por hacer y aún existen muchas ciudades y estados importantes cuyos centros de educación no cuentan con siquiera un sólo profesor con estudios de postgrado o con laboratorios equipados para docencia experimental e investigación.

Mi propósito al escribir estas líneas ha sido dar una perspectiva de los retos que enfrenta la actividad académica, docente y de investigación, en México. Me parece que otros comentarios en Aleph han dado muchas buenas razones por la cual los jóvenes deberían interesarse por la ciencia y realizar parte de sus estudios en el extranjero. Todos estos comentarios me parecen muy acertados, pero es necesario que los jóvenes que vienen y los actuales científicos se percaten de los retos que enfrenta la comunidad académica actual y participen activamente para superarlos.

En lo que a quien escribe se refiere, actualmente desarrollo mi tesis doctoral en la química de compuestos coordinativamente insaturados de fierro. Mi proyecto es interesante desde un punto de vista fundamental porque la química de compuestos con sitios de coordinación vacantes ha sido poco estudiada, pero es también relevante en procesos de interés industrial y biológico, ya que un gran número de procesos sintéticos y naturales se llevan a cabo por medio de intermediarios metálicos insaturados. En el futuro me gustaría volver a México y dedicar mi carrera a docencia e investigación en el área de materiales, y me gustaría también tomar parte en proyectos de aplicación industrial. (*) Javier Vela-Becerra es estudiante de doHace un par de meses recibí con agrado la invitación a participar en una serie de comentarios de ex-olímpicos acerca de la ciencia y sus caminos. Mi interés por la ciencia despertó durante mis estudios de preparatoria en la "Oficial B" de Xalapa, Veracruz.

Gracias a la semilla sembrada por mis maestros de ése tiempo, Jesús Morales y María Inés Frías, y como consecuencia de la inmensa labor de los fundadores de la Olimpíada Nacional de Química, Antonia Dosal y Mauricio Castro, desarrollé un profundo interés por la Ciencia Central. Por esto me matriculé en la Facultad de Química de la UNAM en Ciudad Universitaria.

Como parte de mis estudios de licenciatura, tuve la oportunidad de realizar estudios de intercambio en las universidades de California en Santa Barbara y de Helsinki, Finlandia. También tuve la dicha de trabajar en proyectos de investigación con Alberto Rojas Hernández de la Universidad Autónoma Metropolitana – Iztapalapa y con Pankaj Sharma y Armando Cabrera del Instituto de Química de la UNAM. Así fue que como me interesé por la química experimental, y tras titularme en Abril del 2001 ingresé al programa de postgrado de la Universidad de Rochester, en Nueva York, E.E.U.U.

Haber pasado primero de una vida de provincia a la de la ciudad de México, y después haber venido a Estados Unidos me ha enseñado mucho dentro y fuera del salón de clase. Tras un cambio de vida uno siempre tiende a sentir y analizar todas las diferencias encontradas, es el llamado "choque cultural".

Una de las mejores experiencias de estar en el extranjero ha sido aprender acerca de otras culturas y particularmente acerca de sus sistemas educativos. Ahora entiendo, por ejemplo, que la actividad científica en Estados Unidos ó Alemania se enfoca hacia temas específicos y la productividad se mide respecto al cumplimiento de objetivos predeterminados. Como consecuencia, los proyectos financiados tienden a tener alguna aplicación particular o ser altamente multidisciplinarios. Otros países tienen sistemas de financiamiento más laxos que permiten al investigador desarrollar un tópico a plenitud o extensión. Este sistema permite un avance más amplio en ciencias básicas y la productividad tiende a medirse por el número de publicaciones obtenidas. Ambos sistemas tienen sus virtudes y defectos, pero bien podrían complementarse.

En cuanto a educación se refiere, el sistema mexicano está basado en el sistema clásico europeo: es estricto y altamente estructurado. Por el contrario, en Estados Unidos, Canadá ó Inglaterra los estudios son mucho más abiertos, mejor definidos y con requerimientos simplificados. Me es claro que en muchos países la actividad docente recibe poca atención e inversión a comparación de la investigación. Idealmente, los mejores investigadores siempre deberían estar involucrados en tareas de docencia y de divulgación, e incorporar sus resultados como una poderosa herramienta didáctica. Por otro lado, el propósito real de la enseñanza es asegurar que los estudiantes realmente adquieran el conocimiento a transmitir. El uso excesivo de la nueva pedagogía libertaria, en la cual el alumno "se enseña a sí mismo" debería evitarse. Es verdad, sí, que la discusión de ideas en clase lleva a un mejor entendimiento de nuevos conceptos, pero nada ni nadie puede suplantar a un profesor capacitado que dedicó las horas adecuadas a preparar su cátedra.

La comunidad científica de México es relativamente pequeña y bien podría hacer uso de las experiencias de otros países con mayor tradición científica. Es por ello de la mayor importancia que nuestros estudiantes y profesores busquen oportunidades y nexos fuera de nuestras fronteras, políticas e intelectuales, para que desarrollen un conocimiento amplio y crítico.

Es importante que fomentemos la competitividad a través del libre intercambio de ideas. Por ejemplo, uno de los mayores logros de la Unión Europea ha sido su integración no sólo económica sino cultural. Las sociedades científicas de sus naciones miembros han unido esfuerzos y ahora publican en conjunto revistas científicas de mayor factor de impacto y realizan congresos con un elevado número de expertos y estudiantes. El esfuerzo conjunto también ha facilitado la captación de recursos públicos y de la industria privada, y ha agilizado el libre movimiento de personal. México se podría beneficiar enormemente de esquemas de integración semejantes con Norteamérica y/o el resto de Latinoamérica. Nadie duda que un país en desarrollo como el nuestro requiere de una gran inversión en educación, pero además del compromiso de las autoridades se necesita sobre todo que la comunidad científica actual y en activo promueva y luche por la captación de recursos y atraiga a jóvenes investigadores creativos hacia instituciones de nuestro país. Es responsabilidad de la comunidad científica el mantener a la sociedad convencida de la importancia de dedicar activos humanos y materiales a la ciencia.

Es importante también que la gente, empezando desde dentro de la comunidad científica, sepa que la ciencia no es una labor separada del bienestar social, y que entienda que su manejo y financiamiento puede provenir tanto de fuentes públicas como privadas, siempre que se haga dentro de una marco legal. La falta de oportunidades de trabajo es tal vez el problema más grande que imposibilita el crecimiento de la comunidad científica nacional. Esto se debe a dos factores fundamentales. Primero, el sistema legal actual no permite el desarrollo de la industria nacional ya que favorece los enormes monopolios burocráticos y destruye o ahuyenta la inversión privada. Esto no sólo debilita el sector productivo, sino que limita la capacidad del gobierno –quien obtiene sus recursos de los impuestos- para dedicar fondos a educación e investigación. Es necesario eliminar las barreras y los candados a la inversión privada directa, y es necesario fortalecer los derechos de propiedad intelectual. Pero a la vez es imprescindible cambiar y fortalecer nuestro sistema de justicia para evitar posibles abusos de las grandes corporaciones, para asegurar la estabilidad económica nacional y para proteger al ambiente y usar racionalmente nuestros recursos naturales. Ningún sistema político está libre de defectos y corrupción, pero el interés nacional –traducido como verdadera calidad de vida- se puede proteger creando agencias reguladoras con la independencia y claridad necesarias.

Otro gran problema académico de México es la alta centralización de la actividad científica. Muchos avances se han logrado en la materia, y ahora existen centros de investigación de calidad desde Tijuana hasta Mérida, pero mucho falta por hacer y aún existen muchas ciudades y estados importantes cuyos centros de educación no cuentan con siquiera un sólo profesor con estudios de postgrado o con laboratorios equipados para docencia experimental e investigación.

Mi propósito al escribir estas líneas ha sido dar una perspectiva de los retos que enfrenta la actividad académica, docente y de investigación, en México. Me parece que otros comentarios en Aleph han dado muchas buenas razones por la cual los jóvenes deberían interesarse por la ciencia y realizar parte de sus estudios en el extranjero. Todos estos comentarios me parecen muy acertados, pero es necesario que los jóvenes que vienen y los actuales científicos se percaten de los retos que enfrenta la comunidad académica actual y participen activamente para superarlos.

En lo que a quien escribe se refiere, actualmente desarrollo mi tesis doctoral en la química de compuestos coordinativamente insaturados de fierro. Mi proyecto es interesante desde un punto de vista fundamental porque la química de compuestos con sitios de coordinación vacantes ha sido poco estudiada, pero es también relevante en procesos de interés industrial y biológico, ya que un gran número de procesos sintéticos y naturales se llevan a cabo por medio de intermediarios metálicos insaturados. En el futuro me gustaría volver a México y dedicar mi carrera a docencia e investigación en el área de materiales, y me gustaría también tomar parte en proyectos de aplicación industrial.

Javier Vela-Becerra es estudiante de doctorado en el Departamento de Química de la Universidad de Rochester, Estados Unidos. Puede ser contactado en: vela@mail.rochester.edu


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Revista de Educación y Divulgación de la Ciencia, Tecnología y la Innovación

La ciencia nuestra de cada día .

Convocatoria. Redacción.

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Divulgadores. Marisa Avogadro + .

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Divulgadores. Mtro. Jorge David Cortés Moreno ; Ramón Domínguez Sánchez;.

Mexicanos en el extranjero .

Editorial. Gabriel Merino + Technische Universität Dresden Institut für Physikalische Chemie und Elektrochemie .

Volumetrías en los laboratorios universitarios .

Investigación. Julia Pérez Iglesias + Dpto. Química Analítica, E.U.Politécnica; Hervilia Seco Lago + Universidad de A Coruña Ctra.

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Presentacion. Gabriel Yensen Bazan W..

Ángel Custodio .

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