COMPRENDAMOS

(17 de noviembre de 1959 - 29 de agosto de 2020)

Sólo uno de cada cuatro profesores que solicitan participar en el Taller de Ciencia para Profes (TCP) del INAOE, son aceptados. Es un taller muy intenso e intensivo. Admiro a los profes que sabiendo que pasarán una semana de sus vacaciones, trabajando de 8am a 11pm, insisten en asistir. Y admiro más a los que son seleccionados y aguantan el ritmo. Son profesores realmente diferentes.

Justo ahí, en el TCP de 2008, me encontré al profe Gregorio Hernández, quien sólo necesitaba un ligero impulso para desarrollar todas sus inquietudes sobre la enseñanza de la ciencia y la divulgación científica. En 2009 regresó al TCP, pero ahora para compartir con los profesores de esa generación sus tribulaciones, un poco frustrado porque no había podido aplicar en su escuela todas las ideas, para acercar la ciencia sus estudiantes, que se había llevado, pero les prometió que no se detendría, que brincaría todos los obstáculos que surgieran, y lo logró.

Logró agrupar a sus estudiantes en clubes, logró que los padres de familia y demás profes se sumarán a las actividades colectivas, y logró convencer a los directivos para que lo apoyaran. Sabía que necesitaba conocer mejor el cielo, y entonces se sumó a los astrónomos aficionados para aprenderles. Una vez con la habilidad suficiente, se volvió siempre de los primeros en levantar la mano cuando alguien necesitaba apoyo para alguna observación.

Lo encontré y reencontré en conferencias, ferias, concursos, talleres y en muchas observaciones nocturnas, ya fuese en escuelas locales o foráneas, en comunidades cercanas o lejanas. Sabía que seguramente lo podría saludar en algún evento que tuviese que ver con divulgación de la ciencia, estaba dedicado a compartir el conocimiento, y a aprender más y más. Como buen padre, casi siempre llevaba con él a su hijo, quería enseñarle todo, quería que aprendiera todo lo posible.

Llevó a sus chicos a ganar concursos, como el de Cristalografía, abrió las puertas de su escuela para compartir el cielo, como en el caso del eclipse de agosto de 2017, y en muchas otras ferias. Era de nuestros más constantes y mejores capacitadores de telescopios para la Noche de las Estrellas en Puebla.

La Filec, la Noche de las Estrellas, el Reto México, eran esperados por el profe Gregorio, no sólo se anotaba entre los primeros, sino que las impulsaba y promovía. Siempre disponible, siempre amable, siempre atento, siempre corriendo, siempre con mucha iniciativa.

Dicen que la muerte es injusta, en especial cuando llega a personas como el profe Gregorio, que con todas sus bondades aún tenían mucho por enseñar, por compartir, pero se volverá más injusta si ni sus estudiantes, ni colegas, ni amigos seguimos alguna de sus enseñanzas.

Como casi siempre, hay un truco de inicio. Ahora me entero que su nombre completo era
Gregorio Perfecto Hernández Martínez,
nada más adecuado, muchos
vamos a extrañar al Profe Gregorio, al colaborador -perfecto-

Aunque también tenía otro nombre, el profe Gregorio se llamaba Greg Newton (desde luego Newton) en Facebook, desde ahí también era generoso y compartía todos los eventos de divulgación. Ahí, en su página de Facebook, podemos apreciar en su foto de portada un mapa estelar, un mapa en el que, estoy seguro, muy pronto encontraremos un nuevo punto, uno muy brillante.