"comprehendere scire est"

Divisor

Consejo Nacional para el Entendimiento Público de la Ciencia.

Copepodos: criaturas maravillosas del zooplancton marino


María Del Carmen Navarro-rodríguez + ; María Elena González Ruelas + ; Luis Fernando González Guevara + Centro Universitario De La Costa, Campus Vallarta, Departamento De Ciencias, Universidad De Guadalajara; Ramiro Flores Vargas + Centro Universitario De La Costa Sur, Departamento De Estudios Para El Desarrollo, Sustentable De Zonas, Costeras, Universidad De Guadalajara

Abstract Research

Se hace una reflexión sobre la importancia del papel que desempeñan los copépodos dentro del zooplancton, donde se localizan, como se reproducen, de que se alimentan etc., y el papel ecológico que representan dentro de la posición de la cadena alimentaria (red trófica) como el principal alimento de numerosas especies de peces de importancia económica, además de ser indicadores (ecológicos) de la presencia de masas de agua, corrientes, surgencias y como un factor importante en la limpieza de la contaminación por hidrocarburos (petróleo).


Los copépodos son pequeños crustáceos (organismos que presentan articulaciones) que destacan dentro del zooplancton marino, aunque también existen muchas especies estuarinas (salobres), y dulceacuícolas, y algunas cuantas viven en las películas de agua de los musgos o bien en el suelo (hojarascas) de los bosques tropicales. Por lo que es relevante la capacidad de los copépodos para adaptarse a diversos tipos de ambientes, incluso, actualmente se han descubierto hábitats (lugar donde viven) que eran desconocidos para este grupo de crustáceos, como las antes inaccesibles cuevas anquihalina (cuevas que presentan aguas marinas o salobres sin conexión con la superficie del mar, normalmente situadas cerca de la costa sobre sustratos permeables y que se conectan subsuperficialmente con el mar por la presencia de la sal), chimeneas hidrotermales  (Palomares et al., 1998). Por su gran abundancia presentan alrededor de 11, 500 especies, llegando a conformar hasta el 90% del total de la biomasa zooplanctónica (Palomares et al., 1998) (Fig. 1).


Figura.  1 Diferentes especies de copépodos (Fuente: cuhwww.upr.clu.edu/-micro/copépodo.htm)

Estos organismos son tan pequeños que alcanzan tallas entre uno  a varios milímetros, la mayoría de ellos son pálidos y transparentes, sin embargo algunas especies pueden ostentar brillantes colores, como rojo, anaranjado, púrpura, azul o negro (Fig. 2).


Figura. 2 Estructura  y coloración de un copépodo) (Fuente: cuhwww.upr.clu.edu/-micro/copépodo.htm)

Su cuerpo puede ser corto y cilíndrico, con un tronco que se compone de 10 segmentos o partes, consta de un tórax y un abdomen, su cabeza es redondeada y puede presentar un rostro con un hojo nauplio medio (típico de esta fase larvaria). Su abdomen es estrecho y cilíndrico y desprovisto de apéndices o ramificaciones. El segmento anal lleva dos ramas o estructuras caudales (cauda-cola) que en algunas especies como Calocalanus pavo  son espectaculares. En el área del rostro presentan dos pares de antenas, de las cuales las primeras son unirrámeas (no presentan ramificaciones) largas y perfectamente visibles en tanto que el segundo par son muy pequeñas (Fig.3) (Barnes, 1988)


Figura. 3 Estructuras externas de un copépodo (Fuente: scriptusnaturae. 8m.com/III_ento/sistemática.htm)

 

Locomoción 

Existen algunas especies de copépodos que son esencialmente planctónicos (se encuentran suspendidos en el agua, desplazándose por medio de las corrientes) en tanto que algunas otras son bentónicas (esto es, que se desplazan o viven en el fondo del agua), mientras que hay algunas otras que son de tipo ciclopoides  (que son planctónicas y bentónicas).  Aunque todos los apéndices (estructuras corporales específicas) pueden emplearse para nadar, los principales órganos locomotores son las ramificaciones de las segundas antenas, las cuales se mueven a manera de remo o hélice (Barnes, 1988).

Alimentación 

Estos organismos son principalmente filtradores (atrapan las partículas sólidas liberado al mismo tiempo el agua que ingieren). La fracción básica del alimento de casi todas las especies filtradoras es el fitoplancton (plantas microscópicas suspendidas en la columna de agua que forman parte del plancton), por otro lado, algunos estudios realizados observaron que la especie Calanus finmachicus  es capaz de filtrar e ingerir de 11, 000 a 373,000 diatomeas (fitoplancton) por hora, sin embargo estudios realizados en laboratorio indican que cuando estos organismos se alimentan de partículas de distintos tamaños, seleccionando las partículas de mayor tamaño pues son capaces de manejarlas con mayor eficacia aunque, sin embargo, es probable que bajo condiciones naturales (en su medio ambiente) consuma cualquier cosa que predomine. Asimismo tenemos a los copépodos planctónicos de mares profundos, es decir las especies que habitan a más de 1000 m de profundidad, los cuales son carnívoros (comen carne), omnívoros (que no tienen preferencia por algún tipo de alimento) o filtradores (Barnes, 1988).

Ecológicamente esta gran abundancia de copépodos adquiere una notable significación en las tramas alimentarias o cadenas alimenticias marinas, ya que conforman un elevado porcentaje del eslabón de los consumidores primarios (herbívoros) y en menor porcentaje del grupo de los consumidores secundarios (carnívoros) (Palomares, et al., 1998).

Por otro lado, es importante señalar que debido a su gran abundancia (500,000 a 1’ 500,000 ind/m3), los copépodos constituyen una parte considerable como alimento de numerosas especies de peces de importancia económica como la anchoveta, la sardina, el arenque, entre otros  (Palomares et al., 1998) (Browman y Marcotte, 1987; Uye y Yamaoka, 1990).

Por su parte Matsushita (1991) señala que el papel de los copépodos en las pesquerías indica que también los estadios naupliares (estadios larvales o de desarrollo) (Fig.4) de los copépodos, juegan un papel importante para la alimentación de las larvas de peces y junto con la turbulencia de la columna de agua, constituyen un factor de considerable importancia para que las larvas de peces o ictioplancton recién eclosionados (salidos del huevo) encuentren a sus presas (alimento). Asimismo los copépodos son consumidos por otros grupos integrantes del zooplancton como las medusas, los sifonóforos y los quetognatos (Alvariño, 1980).


Figura. 4  Uno de los estadios de la larva nauplio (Fuente: usp.br/cbm/figuras/copépodos.jpg)

 

Reproducción  

Durante la cópula o apareamiento el copépodo macho afianza o sujeta a la hembra con su primer par de antenas para inyectar los espermatóforos (células reproductivas del macho) los cuales se adhieren por medio de un cemento especial a un receptáculo (estructura reproductiva) de la hembra donde los almacena por un determinado tiempo. Existen evidencias que los machos del grupo calanoides responden ante una feromona (sustancia química) secretada por las hembras, misma que es detectada por el primer par de antenas implicando una persecución por parte del macho hacia la hembra. Los huevecillos de los copépodos pueden almacenarse durante determinado tiempo antes de que se presente la fecundación y la puesta. La mayoría de los calanoides ponen sus huevos asiladamente en el agua, en tanto que otros grupos de copépodos suelen ser ovipositados en un ovisaco (estructura en forma de saco que alberga los huevecillos) localizado en el segmento genital femenino el que acturá como una cámara de incubación. Una vez eclosionados estos huevecillos surge un organismo llamada larva nauplio (nombre de una de las etapas de desarrollo del copépodo) y después de cinco o seis periodos como nauplio las larvas llegan a la primera etapa copepódida, lo que significa que esta larva ya adquiere las características generales de un adulto. (Barnes, 1988).

Copépodos Parásitos

La clase copépoda incluye muchos de los crustáceos parásitos como son los del orden Notodelphyoida, Monstrilloida, Caligoida y Lernaeopodoida. Estos órdenes poseen más de 1000 especies y presentan una gran diversidad de modificaciones en sus estructuras corporales y en sus ciclos de vida. Peces marinos y de agua dulce son los huéspedes más frecuentes de los copépodos Caligoides ternaopodoides, los que reciben el nombre común de piojos de los peces, éstos son especies ectoparásitas (parásita de forma externa) fijándose a las branquias  y al las aletas del pez (huésped). Algunos otros copépodos son comensales o endoparásitos (habitan dentro del huésped u organismos) de poliquetos, del intestino de los equinodermos (estrellas de mar, pepinos de mar, etc.) y aparato digestivo de tunicados y bibalvos (mejillón, ostión cayo de hacha, almejas entre otros) (Barnes, 1988).

Importancia Ecológica

Los copépodos no solo son importantes ecológicamente por ser el principal alimento de numerosas especies de peces de importancia económica; además de que varias especies de copépodos detritívoros (consumidores de materia orgánica en descomposición) han sido identificados como consumidores del petróleo, siendo considerados en lagunas regiones como un factor importante en la limpieza de la contaminación por este producto durante los derrames (Björnberg, 1981) presentándose como ejemplo de estas situaciones la especie Temora longicornis , que ha sido caracterizada como una especie que tiene la capacidad de metabolizar (sintetizar) los hidrocarburos liberando los restos al fondo del mar en partículas diminutas  (Palomares et al., 1998).

Los copépodos al ser organismos planctónicos y ser transportados por los movimientos de las masas de agua y de las corrientes sirven como indicadores de la presencia de masas de agua o corrientes (indican los cambios de temperatura de ambas), siendo 20 a 25 especies pelágicas las que pueden definirse como indicadoras de este fenómeno reconocidos en aguas argentinas y brasileñas (Björnberg, 1963, 1981).

En el caso de Calanoides carinatus, se ha observado que es indicadora de masas de agua, surgencias (enriquecimiento del agua por nutrientes) o bien de zonas de eutroficación ( proceso de contaminación de un cuerpo de agua) en las aguas subtropicales de Cabo Frío en Brasil (Björnberg, 1981), en tanto que las aguas costeras de Indonesia  Calanoides philippensis  y Rhincalanus nasatus  las cuales son especies típicas de surgencias ya que estas especies habitan normalmente en la capa o estrato de los 200-250 m y cuando se presentan dichas surgencias hacienden a las aguas productivas entre los 0-50 m (Arinardi, 1991).

Algo similar es descrito por Suárez Morales (1989b) con referencia a la aparición anómala de especies propias de aguas profundas en aguas superficiales, considera que estos organismos son transportados verticalmente por la surgencia y define a estas especies como posibles indicadores de surgencias de la zona nororiental en la Península de Yucatán.

Por otro lado se ha comprobado que algunas especies de copépodos pueden transmitir toxinas del medio ambiente a las cadenas alimentarias o niveles tróficos superiores. White (1981) indica que el comportamiento de algunos copépodos pelágicos durante los fenómenos de “marea roja”  (aflromientos algales, principalmente causadas por dinoflagelados) se han encontrado algunas especies del género Acartia que son capaces de acumular y retener en sus tejidos las toxinas de los dinoflagelados que provocan la marea roja y al ser ingeridos por los peces, causarles la muerte por intoxicación indirecta como ha sucedido con la sardina Clupea haremgus. Otro aspecto de recién consideración es el hecho de que se ha asociado la abundancia de ciertos copépodos planctónicos con los brotes del cólera en zonas tropicales de alta productividad, encontrándose que el agente responsable de esta enfermedad (vibrio del cólera), se aglutina en ciertas partes de los copépodos tales como: bases de las antenas y patas natatorias, funcionando como vectores de la enfermedad al ser consumidos por los peces, afectando al ser humano (Palomares et  al., 1998).

Si bien los copépodos, como todos los organismos planctónicos, son de suma importancia tanto por la gran cantidad de biomasa que conforman, así como fuente de alimento para numerosas especies de peces de importancia económica y de otros organismos planctónicos y como indicadores de diferentes factores ambientales, desafortunadamente han sido muy poco estudiados por los investigadores por lo que existe poca información básica general sobre este grupo de organismos tan interesantes, cabe señalar que la información que se conoce sobre estos organismos es sobre especies marinas  principalmente del Atlántico y el  Pacífico Central Mexicano, dejando un gran hueco sobre las especies estuarinas acuícolas y terrestres, por lo que es  necesario darles la importancia que se debiera a estos maravillosos organismos.

María del Carmén Navarro Rodríguez es profesor investigador titular del Centro Universitario de la Costa, campus Vallarta, de la Universidad de Guadalajara. Sus líneas de investigación incluyen: Sistemas costeros lagunares, ecología del ictioplancton marino, manejo y conservación de vida silvestre, ordenamiento e impacto ambiental, oceanografía regional.

Fuentes.
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