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Consejo Nacional para el Entendimiento Público de la Ciencia.

Veneno de alacrán:homicida y bactericida


Jalil Saab + ;

Uno de los arácnidos (no insecto) más temidos por el hombre es el alacrán o escorpión, cuya picadura puede llegar a producir la muerte. En nuestro país se presentan alrededor de 200,000 casos registrados anualmente, de estos alrededor de 750 son víctimas fatales del veneno inoculado. En Morelos, por ejemplo, de 3,661 casos reportados, 8 desembocaron en la muerte. Los síntomas que se presentan al sufrir la picadura del alacrán son los siguientes: dolor en la zona del piquete, adormecimiento del área afectada, producción excesiva de saliva, inflamación en la laringe dando una sensación de polvo o pelusa en la garganta, taquicardia y asfixia. La toxina del alacrán ataca principalmente a los sistemas cardiovascular, respiratorio, endócrino y nervioso. Los efectos más graves se presentan en niños menores de 3 años y en ancianos.

El alacrán es el artrópodo terrestre más antiguo que existe. Hizo su aparición hace aproximadamente 400 millones de años, según los registros fósiles con los que contamos. Su distribución en el planeta es muy extensa; habita todos los desiertos y la mayoría de las zonas cálidas del globo. En México existen 221 especies distintas de las cuales sólo 7 especies, de la familia de los Centruroides, son potencialmente riesgosos para el hombre. En los estados de Nayarit y Morelos se encuentran los más peligrosos (los noxius).

¿Cómo saber que tan venenoso es un alacrán? No es ni por el color ni por el tamaño del animal adulto. Hay dos indicadores que pueden ser relevantes. Uno es el tamaño de las quelas o tenazas; a mayor tamaño menor toxicidad del veneno. El otro está en la forma de los segmentos de la cola; mientras mas cuadrados menos venenosos, mientras mas rectangulares o alargados mayor peligro. De todas maneras, si se sufre una picadura hay que recurrir a un centro de salud, preferentemente, llevando al bicho para su identificación. El haber sido picado con anterioridad, contario a la creencia popular, no dá inmunidad alguna.

Pero, sorprendentemente, no todo es malo en las toxinas de alacrán, como lo ha desmostrado el Dr. Lourival Possani Postay del Instituto de Biotecnología (IBT) de la UNAM, quien ha dedicado 24 años de su vida al estudio de la relación estructura-función de péptidos y proteínas, tomando como modelo las toxinas del veneno de alacranes. Producto de estas investigaciones, ha publicado más de 140 artículos en revistas científicas y ha sido distinguido con el Premio Nacional de Ciencias en 1996 y el Premio UNAM 1993. En sus múltiples conferencias, el Dr. Possani, siempre inicia proyectando una transparencia del “Hombre Alacrán”de los murales de Cacaxtla, Tlax.

El grupo de investigación del Dr. Possani utiliza técnicas cromatográficas para separar los componentes protéicos del veneno de escorpiones. El análisis de aminoácidos, la secuenciación automática y la síntesis química de péptidos también constituyen algunos de los métodos utilizados. La generación de anticuerpos monoclonales, el cultivo celular in vitro, el estudio de pegado de efectores marcados con radio-isótopos a receptores específicos y el uso de diversas técnicas electrofisiológicas, complementan la caracterización funcional de los péptidos purificados o sintetizados en ese laboratorio.

Uno de estos péptidos es la "Hadrurina", presente en el veneno del alacrán Hadrurus aztecus. Las investigaciones realizadas han demostrado que la Hadrurina tiene una efectiva actividad bactericida sobre un gran número de microorganismos tales como Escherichia coli, Enterococus cloacae, Klebsiella neumonae, Salmonella typhi y Pseudomonas aeruginosa. Dado el importante potencial científico y médico de este novedoso antibiótico, el IBT y la UNAM han firmado un convenio con Glaxo-Wellcome, mediante el cual la empresa, de origen británico, canalizará recursos para continuar la investigación sobre el proyecto "Hadrurina, un nuevo antibiótico de naturaleza peptídica". En correspondencia, el IBt-UNAM otorgan a la empresa la primera opción para adquirir o licenciar la tecnología que se genere.

Pero aún hay más posibilidades que han surgido del estudio de péptidos presentes en las toxinas de alacranes. Es el caso de la “Escorpina”para enfrentar a la malaria.

Cada cinco segundos muere una persona a causa de la malaria o paludismo. En 1996, las víctimas fatales sumaron cerca de 3 millones. En la última década murieron 10 veces más niños por este mal que todos los muertos por guerras en el mismo lapso. Esta enfermedad es endémica en 9 decenas de países, principalmente en Africa y Asia donde se encuentra el Plasmodium falciparum, el más peligroso. El problema también existe en Iberoamérica, pero sin llegar, por el momento, a niveles alarmantes.

En las décadas de los 50’s y 60’s parecía que la humanidad había ganado la batalla al ancestral flagelo. Como sucedió en México, hubieron grandes campañas para erradicar al vector transmisor del Plasmodium: el mosquito Anopheles, para la Organización Mundial de la Salud (OMS), “El Enemigo Público # 1 de la Salud” en el mundo. El método utilizado fue la aspersión masiva de insecticidas, en especial el fatídico DDT. En lugares como Italia también se procedió al desecamiento de pantanos y marismas dado que, en su ciclo reproductivo (etapa larvaria), el mosquito requiere de aguas estancadas o de flujo laminar. Las consecuencias del uso indiscriminado de insecticidas, como sabemos, no fueron bondadosas del todo. Los insectos comenzaron a presentar resistencia a los plaguicidas, mientras otras especies sucumbían por el veneno.

Antes de entenderse la etiología o causa de la malaria ya se contaba con un tratamiento que, sin curar la enfermedad, abatía los síntomas: la quinina, proveniente de un árbol peruano llamado cinchona. Ahora, han aparecido cepas de plasmodia resistentes a ésta y otras drogas como la nivaquina. Mientras los EE.UU. combatieron en Vietnam y los europeos conservaron colonias en Africa y Asia hubo financiamiento para el estudio y combate contra la malaria; había que proteger a soldados y a colonizadores blancos. En nuestros días solo la OMS, de hecho, canaliza recursos para enfrentar el problema: 20 millones de dólares anuales; menos de una tercera parte del mínimo requerido para investigaciones y tratamiento. Las grandes compañías farmacéuticas han perdido el interés dado que esta enfermedad es propia de países tercermundistas sin capacidad económica para cubrir los gastos de un tratamiento. O sea, no es negocio. A pesar de ello existen investigadores que se esfuerzan en hallar una vacuna o un método que permita controlar la enfermedad, la cual, ante la gran movilidad del mundo globalizado, también puede acceder a otras áreas, incluyendo al Primer Mundo.

Una de las dificultades para combatir al plasmodium cuando ha infectado a una persona es que se aloja dentro de los eritrocitos, quedando a salvo del ataque de los anticuerpos. No obstante, algunos estudios preliminares han mostrado la efectividad de ciertos péptidos con acción antimalaria dentro de dichos glóbulos rojos, aunque el costo del tratamiento sería costoso y difícilmente aplicable a nivel masivo. Sería conveniente entonces, intentar controlar la transmisión desde dentro del mismo mosquito, que también padece al agente patógeno en las paredes de sus intestinos. En el proyecto doctoral de Renaud Condé del IBT de la UNAM: “Escorpina, un péptido antimicrobiano que actúa sobre plasmodium” se busca alterar genéticamente al Anopheles de tal manera que el plasmodium no pueda desarrollarse en él, debido a la secreción del péptido que, como su nombre lo dice, fue encontrado en las toxinas de un alacrán. Destruyendo al microrganismo desde las entrañas del insecto se cancela la posibilidad de infección hacia el hombre.

Dos son los aspectos que sobresalen de lo anterior. El primero es la añorada vinculación entre la académia y la industria, alternativa para acceder a recursos económicos para la investigación en México (ínfimos en el presupuesto federal y por parte del sector privado) y su aplicación en aspectos específicos. El segundo es el hallazgo de nuevos antibióticos, prioridad ante la mutación de agentes patógenos que han presentado resistencia a los antibióticos tradicionales, amenazando a la humanidad del siglo XXI con una nueva Edad Media donde las "pestes" o epidemias sean incontrolables, dado el uso irresponsable que hemos hecho de los antibióticos debido a la automedicación, tratamientos inconclusos y la torpeza de muchos médicos inescrupulosos.


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Veneno de alacrán:homicida y bactericida .

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